Movilidad urbana: Derecho a desplazarte sólo si pagas su negocio
Esta semana veíamos por las calles una nueva flota de vehículos naranjas que prometen mejorar todavía más las sostenibilidad y la movilidad de los y las zaragozanas.
No terminó de mejorarse con los patinetes Koko, Bolt o Bird, tampoco con las scooter de alquiler Muving o Cabify que veíamos tiradas por las aceras. Ahora es el turno de los triciclos eléctricos de alquiler “Minits”: la empresa desplegó a inicios de esta semana 100 unidades por toda Zaragoza, inaugurando además, a manos del ayuntamiento, 84 plazas especializadas para su aparcamiento: las plazas de “Car Sharing”.
Todos los periódicos se han dedicado esta semana a publicitar la iniciativa privada como un paso adelante hacia la movilidad sostenible de la ciudad: “El futuro de la sostenibilidad está aquí” y deberíamos estar todos la mar de contentos.
Con el apoyo del ayuntamiento y los medios de comunicación como auténticos portales publicitarios, la burguesía da pasos gigantes hacia sus intereses particulares. Colonizando las ciudades con sus nuevos modelos de negocio. Muchas veces, haciéndolas caóticas e intransitables y una vez más, empujando a la clase obrera hacia modelos de vida y ocio más individuales, y precarios.
Cabría preguntarse cuánto tiempo van a durar estos triciclos eléctricos en las calles, o dónde terminarán cuando dejen de ser rentables. Es obvio que estas cuestiones también forman parte de la ecuación de la sostenibilidad, pero quizás no formen parte de su ecuación: la de la revalorización del capital invertido.
Mientras tanto, los problemas de movilidad de la clase obrera no tienen ni tendrán cabida en sus agendas 2030. El derecho a un desplazamiento seguro al puesto de trabajo se ha relegado a un modelo de desplazamiento individual. “Cada uno que se apañe”. Según la Estadística de Accidentes de Trabajo, este tipo de desplazamientos representan más de una décima parte de los accidentes laborales en España.
Quizás un futuro sostenible tenga más que ver con romper la tendencia a individualizar servicios como el transporte, que deberían ser colectivos y públicos. Quizás tenga más que ver con romper la burbuja de la sostenibilidad burguesa, que no incluye en su ecuación a los países del sur global: productores de nuestras mercancías y receptores de nuestras enormes huellas ambientales.
En todo caso, mientras la burguesía continua su despliegue de medios, la clase obrera zaragozana seguiremos luchando y avanzando hacia el camino de nuestra organización: Solo así, conquistaremos una ciudad que realmente responda a nuestros intereses y no a los negocios y caprichos de los inversionistas.